Durante el tratamiento de cáncer de mama debes entrenar. En este periodo el ejercicio físico es parte de lo que si podemos hacer y depende de nosotras. Nos permite ser protagonistas y adoptar una actitud activa en este momento tan importante.
Con el diagnóstico de cáncer de mama se inicia una etapa de dudas e incertidumbre. En este momento la mayoría de personas no piensa en comenzar a realizar ejercicio. La principal causa es el desconocimiento sobre su importancia, tanto de las personas afectadas y sus familiares, como de los agentes sanitarios. El tratamiento médico es el eje central en esta fase, pero no el único.
La investigación científica lo deja claro: En el cáncer de mama el ejercicio físico reduce el riesgo de mortalidad un 40-50%. Además, el cáncer de mama es el más estudiado en relación al ejercicio físico y sabemos muchas cosas sobre él.
Hablemos de la cirugía. En ocasiones el tratamiento empieza con una intervención y en otras se realiza después de la quimioterapia o radioterapia. Si la intervención se ha llevado al inicio, en cuanto lo permita la cicatrización, debe comenzar el programa de ejercicio, que no solo ayudará a la zona afectada sino a todo tu cuerpo de forma positiva. No es necesario ni recomendable esperar a terminar el resto de terapias.
Si la cirugía se realiza después de la quimioterapia hay que centrarse en preparar la zona que se verá afectada. Cuanto mayor sea la fuerza y funcionalidad en el momento de la operación, menor será el tiempo que tardaremos en recuperarnos.
¿Qué sabemos sobre la quimioterapia? Podemos destacar dos aspectos claves. En primer lugar, sabemos que es posible que la fatiga aparezca durante las sesiones. En segundo lugar, la quimio debilita nuestra salud cardiovascular (corazón, vasos sanguíneos y sistema respiratorio) y muscular. Un programa de ejercicio bien diseñado y supervisado es capaz de reducir el grado de fatiga y el deterioro general de nuestro cuerpo.
Es importante que entiendas que si esperas a concluir el tratamiento no podremos evitarlo. Es posible que en un momento así no pensemos en que ocurrirá más adelante, pero estos daños son los que provocaran problemas graves unos años después.
Turno ahora de la radioterapia. Como en todos los tratamientos son muchas las dudas, pero debemos aclarar que si podemos hacer ejercicio, con la supervisión adecuada. Son necesarias adaptaciones y efectuar un seguimiento de la zona tratada. Debemos tener en cuenta que la radioterapia suele aplicarse a diario y ello nos exigirá adaptar las sesiones de ejercicio al resto de actividades cotidianas.
Concluiremos con la terapia hormonal. Se usa como tratamiento de larga duración tras la cirugía, quimio y radio. Esta provocará un deterioro del hueso y dolor articular generalizado. Este dolor puede afectar mucho a nuestra calidad de vida. Un programa bien diseñado ayudará a reducirlo y mantener la función muscular. En cuanto al daño óseo el ejercicio físico es indispensable para frenarlo y prevenirlo. No es posible conservar la salud de nuestro hueso y evitar el efecto negativo de los fármacos sin el adecuado estímulo específico, sin el ejercicio adecuado.
Por todo lo anterior, no dudes, durante el tratamiento de cáncer de mama debes entrenar.