Un entrenador personal especializado en cáncer debe costar dinero, la formación tiene un precio. Hacer ejercicio regularmente es una necesidad básica de todas las personas, sean conscientes o no (ese es otro tema). Para ser un buen entrenador o entrenadora hay que invertir mucho tiempo, esfuerzo y dinero: hay que aprobar la selectividad con nota, acceder al Grado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte, superar esos estudios durante 4 años. Eso como mínimo. Si el trabajo que se pretende hacer así lo requiere, además habrá que doblar la inversión para especializarse, como es el caso de los Especialistas IPEFC – Ejercicio y Cáncer, y posteriormente reciclar el conocimiento de manera continua.
Hay muchas profesiones y trabajos que han conseguido a lo largo del tiempo un reconocimiento social enorme, y eso evidentemente condiciona la forma en que todas las personas las vemos; no es el caso, aún, del trabajo que llevamos a cabo los profesionales del ejercicio, por muchos motivos.
Médico, arquitecta, abogada, piloto…¿Quién no conoce lo que hacen estos profesionales? Nadie cuestiona su necesidad y, evidentemente, que su trabajo debe estar bien remunerado. El supermercado, la panadería, la farmacia…¿Quién no visita estos establecimientos regularmente? Nadie duda de su necesidad y, evidentemente, que cuando se compra algo allí, el producto hay que pagarlo.
Llevar a cabo el mejor programa de entrenamiento posible (¿Qué menos se merece todo el mundo?) requiere la supervisión del mejor equipo de profesionales posible, y eso, como en los ejemplos anteriores, debe costar dinero.
¿Sabe usted que pasaría si el oncólogo no cobrase? ¿Qué cree que pasaría si ese profesional no dispusiera de los fármacos necesarios para tratar la enfermedad? ¿Qué pasaría si la farmacéutica no cobrase por la quimio? ¿Por qué nadie duda de que ir a comprar el pan o un paquete de pipas cuesta dinero, pero si lo hace sobre un programa de ejercicio?
Por tanto, un entrenador personal especializado en cáncer tiene un precio. Invertir en salud es la mejor de las posibles inversiones. No se conforme con «moverse un poquito» o con el primer motivado que le quiera cobrar poco o nada.
