El yoga es una actividad mundialmente conocida y practicada. La ciencia ha demostrado que practicar yoga implica una serie de beneficios, corporales y mentales. Las personas que tienen o han tenido cáncer pueden mejorar ciertos aspectos de su calidad de vida llevando a cabo esta disciplina. No obstante, es importante conocer cómo practicarla y qué beneficios puedes esperar.
Al igual que andar, nadar o hacer pilates, practicar yoga puede formar parte del plan de una persona con cáncer para mejorar su salud. Sin embrago, debes tener claro que haciendo solo yoga no se puede mejorar todo. Ninguna actividad por si misma mejora todas las cosas que pueden empeorar cuando alguien tiene una enfermedad como el cáncer.
Las personas que practican yoga suelen hacerlo en exclusividad, sin añadir semanalmente otras actividades fundamentales, como por ejemplo el ejercicio de fuerza y el de resistencia. Eso suele conllevar ciertas carencias en algunas cosas importantes.
Si te gusta practicar yoga, hazlo, ponte en manos de personas cualificadas para ello. Además, es muy importante que cumplas con el mínimo de actividad física diaria, unos 30 minutos al día, por ejemplo andando. Para conseguir mejoras mucho más importantes hay que añadir además dos sesiones de ejercicio a la semana. En ellas, un profesional especializado debe enseñarte a realizar ejercicios de fuerza y de resistencia, en la dosis adecuada.
Por todo ello, si quieres hacer yoga debes tener en cuenta que:
- El yoga es una más de las opciones para llevar a cabo la actividad física diaria
- El yoga no puede mejorar todos los aspectos que empeoran si tienes cáncer
- Debes hacer 2 sesiones de ejercicio a la semana y un mínimo de 150 minutos de actividad física a la semana, incluyendo el yoga
- Hacer yoga no sustituye las dos sesiones de ejercicio
- El entrenamiento de fuerza y el de resistencia ayudan a vivir mejor en general y a mejorar los posibles efectos secundarios que tengas
